Estos días de semana santa estoy aprovechando para avanzar en la redacción de mi proyecto integrado, y por las que no lo sepan, investigo sobre la porcelana y su relación con la luz -o sombra-.
Por eso entre varias lecturas he recuperado este clásico ensayo, escrito originalmente en 1933 por Jun’ichirō Tanizaki, en el que se explica la relación de la cultura Oriental -y en concreto la japonesa- entre la belleza y la sombra. A diferencia de Occidente, donde cuanto más claro y brillante mejor.
Lo compré por recomendación de un profesor mientras estudiaba arquitectura, y ahora al recuperarlo años más tarde todavía me ha gustado más.
Es breve, pero consigue hacer entender la belleza de una llama vacilante o cómo descubrir el alma de la arquitectura a través de los grados de opacidad de los materiales.
Lo recomiendo 🙂
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